Seguro que muchas veces a lo largo de tu vida te has sentido triste, deprimido, has tenido pensamientos negativos o dificultad para dormir, todo ello es normal y no significa precisamente que sufras una depresión. Los momentos de tristeza, de duda o cuestionamiento forman parte de la vida, ya que las personas experimentamos una amplia gama de sentimientos, del más triste al más optimista. Dentro de esta variedad de emociones, la tristeza, el desánimo y la desesperación son experiencias humanas normales que necesitan su tiempo y su espacio y no deben confundirse con las que experimenta una persona con depresión.
Pero sí que es verdad que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, lo que quiere decir que una de cada cinco personas la padece.
Además, actualmente y debido al confinamiento y la crisis sanitaria y social que ha provocado la Covid-19, las cifras se han disparado hasta llegar a un 20% más de enfermos. Y es que estamos pasando unos tiempos difíciles y, a medida que la pandemia del coronavirus continúa afectando el mundo y ha alcanzado cifras sin precedentes, la “fatiga pandémica” nos va pasando factura, notamos que estamos padeciendo esos problemas de sueño, irascibilidad, pérdida de vitalidad, ganas de llorar, ansiedad o, incluso, llegando a hacernos sentir un poco deprimidos. Todo ello se debe a aquellas dificultades que conlleva y a que, a pesar de todo el tiempo que llevamos luchando, aún no acabamos de ver el final. Pero yo te invito a que te hagas la siguiente pregunta ¿estás triste o estás en una depresión?
Es importante que identifiques lo que realmente sientes, ya que para muchas personas es fácil afrontan las situaciones complicadas de manera natural. Pero para otras personas, lidiar con el dolor emocional es muy complicado. Puedes terminar metiéndote en un bucle, sin saber qué solución poner, cómo cortar el malestar y desarrollando un problema de salud mental.
La depresión implica una dificultad psicológica más compleja, que abarca desde la incapacidad para poder disfrutar de lo que uno hace y una tristeza constante durante semanas hasta no poder dormir, tener poco apetito o mucho, estar muy cansado, no poder tomar decisiones o tener dificultades de concentración
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¿Qué es tristeza y qué es depresión?
La tristeza es una emoción, un sentimiento que genera sensaciones desagradables y se considera la respuesta natural que suele aparecer como reacción a un evento que la persona experimenta como difícil, como pueden ser las reacciones ante el duelo, las discusiones, las disputas o estar agotado de la situación pandémica… Es, por tanto, una emoción pasajera que tenderá a pasar con el tiempo. La tristeza es un sentir, pero la persona sigue trabajando y haciendo su vida normal.
Mientras que la depresión es una enfermedad muy frecuente en nuestra sociedad, un trastorno psicológico que forma parte de los trastornos del estado de ánimo y que limitan tu vida profesional, personal y social. La depresión, en algunas formas, requiere tratamiento farmacológico además de la psicoterapia. Los sentimientos y emociones negativos propios de la depresión son persistentes en el tiempo, muchas veces desconectados de eventos y situaciones difíciles, generalmente acompañados de otros síntomas negativos como dificultad para dormir, falta de energía para afrontar el día, apatía, etc.
Podemos hablar de depresión cuando todos estos síntomas se experimentan casi a diario durante al menos dos semanas. Esta disminución en el estado de ánimo debe afectar a varias facetas de la vida de la persona, como puede ser estar desmotivado y no querer levantarse por la mañana para ir a trabajar, no dedicar ratos de ocio con la familia y amigos, descuidar sus responsabilidades… Es decir, no se trata de un hecho puntual en el tiempo, más bien de algo que se va instalando en tu vida y te afecta de forma que te impide realizar tú día a día con normalidad.
De modo que la depresión implica una dificultad psicológica más compleja, que abarca desde la incapacidad para poder disfrutar de lo que uno hace y una tristeza constante durante semanas.
Las personas que padecen un trastorno depresivo suelen ver su vida de manera muy negativa, donde únicamente se le presta atención a los problemas y no se les encuentra solución.
¿Cuáles son los principales síntomas de la depresión?
Los síntomas de la depresión los podemos dividir en varios grupos como son:
Síntomas físicos: sensación de cansancio, falta de energía, dormir muy poco o mucho, comer en exceso o perder el apetito por completo, estreñimiento, pérdida o aumento del peso corporal, en el caso de las mujeres el ciclo menstrual se vuelve irregular, disminución del deseo sexual y dolores sin una explicación aparente.
Síntomas conductuales o del comportamiento: aislamiento de los demás, dejar de atender a las responsabilidades, pérdida de motivación, pérdida de interés por la apariencia física y ataque de llanto.
Síntomas cognitivos o del pensamiento: sentimiento de culpa, autocrítica, preocupación, pesimismo, dificultad para tomar decisiones, problemas de memoria, falta de concentración, preocupación por lo que piensan los demás y confusión.
Síntomas emocionales: sentimientos de desesperación, falta de emociones, cambios de humor, ira, culpabilidad, ansiedad y tristeza.
Otro hecho a destacar es que las personas que padecen un trastorno depresivo suelen ver su vida de manera muy negativa, donde únicamente se le presta atención a los problemas y no se les encuentra solución. Piensan que todo es imposible y su vida es un desastre, no creen en el futuro y han perdido la ilusión por hacer las cosas que antes tanto le gustaban.
Pero cabría destacar que cualquier persona en cualquier momento de su vida pude sufrir un trastorno depresivo, aunque sí es cierto que algunas personas pueden ser más propensas que otras.
¿Cuáles son las causas de la depresión?
A veces la depresión es una enfermedad incomprendida, por ejemplo, cuando sabes que una persona conocida tiene depresión lo primero que la gente hace es intentar buscarle la causa e, incluso, el propio individuo suele buscar una explicación y en esta búsqueda suelen surgir preguntas como ¿por qué ocurre esto? ¿Por qué a mí? ¿Qué me ha pasado para llegar a esta situación?
Y es que cuando pasamos por una experiencia dolorosa necesitamos buscar la causa que le dé sentido y aporte el por qué de lo que nos está pasando. Podemos llegar a pensar que es por el trabajo o la vida en casa que nos resulta estresante o simplemente puedes pensar que la culpa es tuya por no ser una persona válida.
Si resulta que tienes trabajo, un hogar y una familia aparentemente y de cara a los demás no tienes causa por la que sentirte tan desdichado, pero lo cierto es que cada uno de nosotros sabemos que es lo que tanto nos preocupa y deprime. Además cada persona le da un valor diferente a las cosas y tener trabajo, casa y familia no te garantiza la felicidad eterna.
Pero cabría destacar que cualquier persona en cualquier momento de su vida pude sufrir un trastorno depresivo, aunque sí es cierto que algunas personas pueden ser más propensas que otras. Factores como el vivir un suceso estresante o un acontecimiento traumático, perder el empleo, sufrir una enfermedad física o un problema mental, personas con dificultades de adaptación, tener un padre o madre que ha padecido depresión, son los que puede provocar que un tipo de personas sea más propensas a padecer depresión. Pero la verdad es que no existe una sola causa que explique la aparición y mantenimiento de la depresión, no está causada por un solo factor sino por una combinación de varios factores.
Algunos de los factores que pueden favorecer o precipitar la aparición de una depresión son:
Factores genéticos: puede existir una predisposición genética y se suele dar más en mujeres que en hombres.
Factores biológicos: nuestro cerebro funciona con unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores encargados de pasar las señales de una célula a otra. En las personas con depresión parece que los neurotransmisores de serotonina y noradrenalina no funcionan de forma adecuada.
Factores sociales: situaciones complicadas y difíciles que se presentan en la vida como puede ser un periodo de crisis económica, problemas con los miembros de la familia o dificultades en la vida laboral son algunos de los factores sociales implicados en la depresión.
Y sobre todo siempre preguntar, nunca obligar, por ejemplo’ ¿Puedes salir a dar un paseo?’. Si su respuesta es no, debes respetarlo y simplemente hacerle sentir que estás cerca, que estás a su lado, que no va a estar solo. Pero no esa presión de: ’Anímate, recupérate, venga, vamos, que esto no es nada’.
¿Cómo ayudar a tu pareja, un amigo o familiar con depresión?
Cuando alguien de nuestro entorno se siente deprimido nosotros deseamos hablarle y ofrecerle nuestro apoyo o consejos para ayudarle a sentirse mejor. Seguramente ofreces tus consejos con la mejor de tus intenciones, pero por la propia naturaleza de la depresión, es difícil ponerse en el lugar de la persona que lo está pasando y lo que uno dice puede acabar siendo contraproducente.
Cuando hablas con una persona con depresión ten claro que, él o ella, está experimentando algo que tú no has experimentado nunca, a no ser que hayas pasado por una depresión y, aun así, se trata de una experiencia subjetiva y personal, por lo que cada uno lo vive de forma distinta.
Así que cuando le hables debes tener en cuenta que lo estás haciendo desde tu propia interpretación de la realidad y puede que la persona con depresión se sienta incomprendida, atacada o le hagas daño sin ser esa tu intención.
No es que la persona no quiera estar feliz, es que no puede. Recuerda que la depresión es una enfermedad, no es algo que elija tener o no. Por ejemplo, si tu amigo está pasando por una gripe seguro que no se te ocurre decirle ¨Deja ya de tener fiebre y sal de la cama¨, porque no tiene ningún sentido.
Lo que tienes que hacer es acompañar entendiendo cómo se puede sentir esa persona con ese apagón de sentimientos positivos que está viviendo. para ello utiliza mensajes positivos como puede ser
- ’De esto vamos a salir, te vas a recuperar, vas a estar mejor…’
- «Estaré ahí si lo necesitas. Podemos hablar cuando quieras.»
- «Me gustaría que me explicaras y poder ayudarte.»
- «Eres importante para mí»
Por otro lado estas son alguna de las frases que no ayudan a personas con depresión
- “Anímate y se feliz que la vida son dos días”
- “No es para tanto, podría ser peor”
- “Todo el mundo tiene problemas”
- “Estás así porque quieres, no tienes razón para estar deprimido”
Y sobre todo siempre preguntar, nunca obligar, por ejemplo’ ¿Puedes salir a dar un paseo?’. Si su respuesta es no, debes respetarlo y simplemente hacerle sentir que estás cerca, que estás a su lado, que no va a estar solo. Pero no esa presión de: ’Anímate, recupérate, venga, vamos, que esto no es nada’.
Lo plantado en este post puede servir tanto para personas que no tengan depresión pero si el estado de ánimo un poco decaído, como para las personas con este trastorno. En este caso es importante saber que estas ideas son un complemento al tratamiento que recibe por parte de los profesionales de la salud para saber cómo ayudarse a sí mismo.
¿Qué puedo hacer para ayudarme si tengo depresión?
Cuando una persona padece depresión es fundamental seguir un tratamiento adecuado con los profesionales de la salud, pero también es importante que la propia persona sepa ayudarse a sí misma, aprendiendo cómo actuar cuando se ha perdido la confianza en uno mismo y no se tiene ganas de nada.
Por ello voy a darte una serie de ideas para ayudarte a saber qué hacer ante los momentos de tristeza y apatía:
Expresar el sufrimiento y aceptar la ayuda que te ofrecen los demás.
Como hemos comentado anteriormente, la depresión genera sentimientos de culpa, fracaso y fatalismo pudiendo hacer pensar a la persona que la ayuda de los demás no servirá para nada. Esto no es cierto, hablar con alguien de confianza sobre qué nos atormenta y preocupa es muy útil y constituye un mecanismo de nuestra mente para aliviar los sentimientos y emociones negativas. Si en tu mente rumia una idea negativa que te hace sentir mal, lo mejor que puedes hacer es sacarla fuera contándoselo a alguien, así te sentirás mucho mejor. Otro punto de vista te hará ver las cosas de forma diferente.
Las personas de tu entorno pueden convertirse en un apoyo al tratamiento que te ayudará a salir de la depresión. Acepta la ayuda que te brindan, confía en ellos y exprésales tus sentimientos, así todo será más llevadero tanto para ti como para ellos.
Centra tu atención en las cosas buenas de la vida.
La vida está llena de momentos felices pero también de momentos muy tristes y esto no quiere decir que no podamos disfrutar de ella. Todo el mundo tiene derecho a ser feliz y en ti está la clave para conseguirlo. Pensar en las desgracias no nos conduce a los aspectos positivos de la vida sino a las cosas malas que te hacen sentir triste y desgraciado. En estos momentos hay que tener esperanza y creer que las cosas te van a ir bien, así estarás más motivado y centrado en lo positivo para implicarte con dedicación a recuperar la alegría en tu día a día.
La depresión puede ser una experiencia que te sirva para hacerte más fuerte y capaz para enfrentarte a los problemas, ver las cosas más claras y tomar decisiones importantes. Todo esto se consigue con una actitud positiva ante la vida.
Actívate
Aunque sientas que no te apetece hacer nada tienes que obligarte a realizar algún tipo de actividad para mantener tu mente ocupada y dar vidilla a tu cuerpo, para que veas que estás vivo y puedes disfrutar de las pequeñas cosas. Cualquier tarea doméstica, un poco de bricolaje o cualquier actividad que realizaras en tu vida cotidiana puede servir para distraerte de los pensamientos dolorosos que te hacen sentir tan deprimido.
Otra opción puede ser el ejercicio físico que ayuda a mantenerte en forma y a dormir mejor.
Dormir las horas necesarias.
En la depresión el sueño se trastoca un poco llegando a dormir demasiado o por el contrario no dormir lo suficiente. Es importante dormir un número de horas determinado, los médicos aconsejan entre 7 u 8 horas como suficientes para que el cuerpo recargue las pilas y pueda funcionar con normalidad, aunque esto depende de cada persona.
Si duermes demasiado ponte el despertador y salta de la cama. Si por el contrario tienes dificultad para dormir, cuando vayas a la cama no pienses en lo difícil que ha resultado el día, en este momento necesitas desconectar y relajarte para dar paso al sueño. Intenta recordar alguna experiencia positiva de tu vida, verla en tu mente como una fotografía y centra tu atención en cada uno de los detalles como las personas que te acompañan, el paisaje, los olores y sonidos… Así ocupas tu mente y la ansiedad va desapareciendo y aparecerá el sueño.
Mientras te quedas dormido no te agobies pensando que estas tardando mucho en conciliar el sueño, porque aunque no estés durmiendo de esta manera tu cuerpo puede descansar.
Evitar el consumo de alcohol
El consumo de alcohol en casos de depresión puede dar la impresión de que alivia los síntomas ayudando a escapar de los problemas, sintiéndote más tranquilo y calmado. El alcohol tiene efectos depresores que disminuyen las funciones cerebrales provocando fatiga, dificultad de concentración y sentimientos de tristeza. Además si te encuentras bajo tratamiento con fármacos antidepresisvos o ansiolíticos el alcohol interfiere con el tratamiento aumentando los efectos secundarios y disminuyendo su eficacia.
Conserva tu vida social
A las personas nos gusta sentirnos queridas así que abraza, besa, toca a aquellas a las que quieres para demostrarles tu amor y cariño, además en los momentos en los que nos sentimos tristes no hay nada como un abrazo de una persona a la que queremos para subirnos el estado de ánimo y recordarnos que somos personas importantes en su mundo.
Aprovecha los momentos en los que te sientas mejor para quedar con los amigos y la familia para realizar actividades en grupo y compartir ratitos de felicidad y risas. Te servirá para darte cuenta de que eres capaz de mantener relaciones con los demás y que esto te hace sentir bien contigo mismo.
Invierte en las relaciones con los demás porque en los momentos difíciles estas se convierten en grandes soportes emocionales con mucho valor.
Dicho todo esto, tienes que tener claro que lo plantado en este post puede servir tanto para personas que no tengan depresión pero si el estado de ánimo un poco decaído, como para las personas con este trastorno. Pero si es este el caso, es importante saber que estas ideas son un complemento al tratamiento que recibe, por parte de los profesionales de la salud, para saber cómo ayudarse a sí mismo. Estas son sólo algunas opciones, si tú tienes truquillos que te ayudan para salir de esos momentos de tristeza me encantaría que los compartieras y así tendríamos más opciones donde elegir.
Muchas personas no piden ayuda a los profesionales porque existe una creencia popular de que la depresión es una señal de debilidad de carácter o que la persona se ha dado por vencida, como si pudiera elegir el problema. En realidad, nada de esto es cierto.
¿Por qué buscar tratamiento para la depresión?
La depresión es una enfermedad que tiene cura y de forma completa, aunque también existe el riesgo de volver a recaer después de la curación y este es bastante alto. Con esto pretendo destacar la importancia de recibir un tratamiento y seguimiento adecuado para reducir la posibilidad de recaída, ya que gracias a los diferentes tratamientos que existen se puede reducir el dolor y el sufrimiento consiguiendo un alivio de los síntomas y el poder recuperar el control de tu vida para vivirla de forma feliz.
Hay muchos tratamientos efectivos disponibles para la depresión hoy en día. Pero a pesar de ello, muchas personas con depresión nunca buscan ayuda. Algunas sienten vergüenza, otras no reconocen la necesidad de tratamiento y en otros casos piensan que no hay tratamientos efectivos disponibles.
Muchas personas no piden ayuda a los profesionales porque existe una creencia popular de que la depresión es una señal de debilidad de carácter o que la persona se ha dado por vencida, como si pudiera elegir el problema. En realidad, nada de esto es cierto. Se trata de una enfermedad que puede afectar a las personas más resueltas, incluso las personalidades más poderosas pueden sufrirla.
En conclusión, para salir de la depresión es necesario seguir un tratamiento, no basta solo con querer recuperarse y pensar que uno solo puede salir de ella. Esto no es posible porque en la depresión la autoestima de la persona está muy baja, considerándose que no es válida para nada y con esta actitud difícilmente se puede salir de una enfermedad, básicamente porque no tiene ánimo para hacerlo y su mente no está en condiciones de tomar este tipo de decisión.
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